Los secretos que velo gritan a voces, retuertas cinceladas en mi semblante, heridas cristalizadas en bruñidas cicatrices, abreviaturas mordaces engastadas en diamante.
Unos, secretos transparentes, futilidad de oído vulgar y adocenado, otros, secretos tan sombríos, como hieráticos bardos fabulados.
Los secretos que velo son plañideras, de lágrima sangrienta, empavesada, que en público se prestan a rameras, y en privado regresan a manada.
Unos, son puntos apartados, trocar a mayúscula la prístina letra, otros, son comas convertidas en irremediables pausas certeras.
Los secretos que velo son de colores, solidarios y henchidos de paciencia, con las entrañas repletas de sinsabores, y la epidermis bañada de poeta.
Unos blancos, donjuanes saltabardales, aguerridos paladines resueltos en el amor, otros negros, opiáceos recuerdos infernales, sueño del escalofrío curtidos en el sudor.
Son secretos de la mente, del alma y del corazón.
El desagüe
Nuestras vidas son los desagües en los que nos toca bucear, sumideros que todo lo tragan, hasta acabar engulléndose a sí mismas.
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